In Memorian

Luis Felipe Baptista

 

(1941-2000)

Mi pasión por las aves y sus cantos comenzó en Hong Kong cuando yo era un niño.   Allí mi padre me llevó a una casa de té donde el piso superior estaba reservado para los amantes de las aves.  Tú traías tus jaulas de aves, tomabas té, y disfrutabas sus cantos.  Esta práctica me encantó… Yo también tenía canarios y estaba impaciente porque cantaran.   Así que comencé a cantarles a ellos.   Para mi asombro, ya de adultos cantaban como yo.”

Esa pasión proyectó a Luis Baptista a través de la vida y a una impresionante carrera que iluminaría muchos aspectos del canto de las aves, abarcando las disciplinas de la Etnología, Sistemática, y la Conservación.  Su carrera comenzó después que Luis emigró de su Hong Kong natal a San Francisco, en donde como adolescente sirvió como asistente curatorial de Botánica, y luego de Ornitología, en la Academia  de Ciencias de California.  En la Academia vino a estar bajo la influencia del Dr. Robert T. Orr (q.e.p.d.), presidente y curador del Departamento de Ornitología y Mastozoología, quien lo introdujo al estudio de aves como una disciplina.  Esta tutela desvió totalmente a Luis de una probable carrera en la Banca, la vocación de su familia, cuando para su sorpresa descubrió que podría obtener una paga por salir, observar aves y estudiar sus cantos.

De origen Portugués-Chino, Luis Baptista nació el 9 de Agosto de 1941 en Hong Kong, y radicó en Hong Kong y Macau hasta 1961.  Mucha de su experiencia inicial fue obtenida en ese ambiente subtropical, cuidando y criando aves como mascotas y cultivando plantas suculentas.  Su educación fue en la tradición católica, la cual no solamente le infundió disciplina académica, sino que también nutrió su afinidad y amor por las artes y la poesía.  Completó sus títulos de licenciatura y maestría en la Universidad de San Francisco, e ingresó a la Universidad de California en Berkeley en 1968 con el aliento del Dr. Orr, como estudiante de doctorado en Zoología bajo la dirección del Dr. Ned K. Johnson. Su disertación (1975) en el comportamiento de cantos de Zonotrichia leucophrys fue el primero de una serie de estudios que durarían a lo largo de su vida.

Después de terminar su doctorado, a Luis le fue otorgada una beca NATO para estudios de postdoctorado, y estudió en Alemania en el laboratorio de Klaus Immelmann, y como miembro en el Instituto Max Planck de Fisiología y Comportamiento, con Hans Lohre.  En Alemania, su estudio con las vocalizaciones de Fringilla coelebs demostró que distintos llamados eran producidos para tipos específicos de peligros, similar a algunos llamados de primates.  Regresó a California en 1973 como Curador del Laboratorio Moore de Zoología, Universidad Occidental, Los Angeles (Profesor Adjunto, 1973-1978; Profesor Asociado, 1979-1980).  Regresó al estudio de Zonotrichia leucophrys en las montañas Sierra Nevada de California, junto a su colega Martín L. Morton.  Desde 1980 hasta su muerte, Luis fue Curador de Aves y Presidente del Departamento de Ornitología y Mastozoología en la Academia de Ciencias de California.  En 1982 fue nombrado un Miembro de esa institución.  Una vez más podría estudiar a sus aves justo afuera de su puerta, en los jardines del Parque Golden Gate.  Allí conocía a casi todos los Zonotrichia leucophrys  por su canto.

Los estudios realizados por Luis con este gorrión, llevados a cabo con un grupo de estudiantes y colegas que incluyen al segundo autor, fueron cruciales para expandir nuestros conocimientos del canto de las aves y su aprendizaje. En aquellos estudios, este gorrión se ha convertido en una de las pocas especies claves.  De los más de 100 documentos revisados de investigación de los que fue autor o coautor, 72 fueron dedicados al estudio de Zonotrichia leucophrys; y mayoritariamente, mas no exclusivamente, al canto y el desarrollo del canto.  Ocho capítulos de libros también surgieron de ese campo de trabajo.  Sus estudios documentaron diferencias subespecíficas en canto, dialectos locales con aves bilingües en límites poblacionales, y las funciones de la genética y la interacción social (naturaleza vs. crianza) en el desarrollo del canto.   Sus experimentos contribuyeron de manera importante a debates vigorosos sobre los mecanismos de aprendizaje de cantos y el significado funcional de los dialectos en cantos.  Adicionalmente, su interés en el aprendizaje de cantos y lenguaje (Luis hablaba cinco idiomas y poseía familiaridad con otros más) lo llevaron a especular sobre el paralelismo entre el canto de las aves y el lenguaje humano.  Recientemente él siguió esta rama de interés documentando dialectos hablados en su comunidad Portugués-China en Macao, especialmente el patuá y el criollo, una variante “Macaista”.

            El campo de su trabajo científico es impresionante, y su amplitud es asombrosa.  Luis era un colaborador brillante; reuniendo a personas de diversas formaciones y encontrando maneras de ampliar las colaboraciones de un modo que parecía no requerir ningún esfuerzo.  Los cantos de aves y el aprendizaje de cantos en otras especies distintas a Zonotrichia leucophrys eran frecuentemente temas de esas colaboraciones, y trabajos recientes en progreso con el primer autor y otros,  involucraban una extensión de estudios de cantos de aves que incluían a los colibríes, por ejemplo, Calypte anna (Baptista y Schuchmann 1990 Ethology 84:15-26) y Colibrí thalassinus (Gaunt et al. 1994 Auk 87-103).  Muchos estudiantes de Ornitología han sido introducidos a la disciplina a través del libro de texto del que Luis fue coautor junto con el fallecido Joel C. Welty, The Life of Birds.  Luis también colaboró en estudios que implicaban varias disciplinas, tales como descripciones taxonómicas de numerosas especie de aves y de otros grupos comúnmente basadas en comportamiento, trabajo en integumento de aves y balance de agua, escritos sobre cría de animales y el bienestar de animales utilizados en investigaciones, y, probablemente más importante, en conservación.

            La Paloma de Socorro Zenaida graysoni, endémica a la Isla Socorro en el Archipiélago Revillagigedo de México, se convirtió en especie extinta en la naturaleza en 1978.  Junto a su colega Helen M. Horblit, una ávida aviculturita y guarda de Daubentonia madagascariensis en el Zoológico de San Francisco, Luis fundó el Instituto Endémico Isleño (IEI según siglas en inglés) y comenzó un programa para reproducir poblaciones cautivas de la paloma para liberarlas posteriormente en la naturaleza.  Por ese proyecto en 1990 recibió una Mención Honorable de los Rolex Awards for Enterprise en el campo de la conservación.  El IEI, en cooperación con el gobierno mexicano, colegas mexicanos, especialmente Juan Martínez-Gómez, y el grupo de Ecología y Conservación de Islas A.C., continuarán su trabajo de reintroducir la paloma a su isla ancestral restaurando la isla a su condición histórica, reforestada y sin depredadores introducidos.   El libro Las Aves de México en Peligro de Extinción, que pronto será publicado, editado por Gerardo Ceballos y Laura Márquez, será dedicado a Luis.

            Luis era un ávido maestro, especialmente generoso y ansioso por compartir sus conocimientos, poseía un ingenio y un encanto especial para hacerlo.  En una entrevista reciente, al señalar a un árbol de Sábila africano (African Aloe tree) en el Parque Golden Gate, Luis exclamó:

            “Aquí es donde habitaba un Zonotrichia leucophrys que yo conocía.  Ella era muy dominante con su esposo, a quien solía golpear todo el tiempo.  Sin embargo, un día ella se divorció de él, se mudó a otro árbol que estaba a unos cientos de pies de distancia y se casó con otro tipo que en turno la golpeaba a ella.  Yo no podía entender que le veía ella en él.  Sin embargo, criaron más bebés gorriones que cualquier otra pareja en el parque.  Ella debió haber visto algo especial en el estado físico de este macho.”

            Esta expresión refleja su estilo personal y su humor, no sólo en conversaciones informales sino que en la más formal de las charlas también.  Frecuentemente acompañaba su diálogo con interpretaciones silbadas y perfectamente imitadas (a la mitad de la velocidad) del canto del Gorrión Zonotrichia leucophrys, evitando así las aparatosas y frecuentemente impredecibles actuaciones de una máquina grabadora.  La manera que se veía la boca de Luis cuando hacía estas interpretaciones persiste, casi de manera incorpórea, en la memoria.

            Luis poseía una pasión por la música, casi tan fuerte como su afinidad por los cantos de aves.  Frecuentemente acompañaba a su entonces joven hija, Laura (Aya), a sus campamentos veraniegos de danza en el norte de California, para disfrutar de la belleza de sus movimientos y de la camaradería de los músicos.  Una de sus últimas charlas nació de este amor por los cantos de aves y la música – especulando cómo los cantos de aves y la invención humana de la música son similares.  El simposio de la AAAS en el cual su charla fue brindada se tituló “Biomúsica: La Música de la Naturaleza y la Naturaleza de la Música”, y su intención era “... juntar biólogos y artistas para celebrar la Biodiversidad.”  Nos gusta pensar que entre las semillas de ideas de la cual salió esta charla fue una de una exhibición en el Museo Nacional de Costa Rica, donde mientras escuchábamos música de un panorama sobre la vida Indígena, Luis exclamó emocionado (¡cómo siempre!) que el flautista estaba interpretando a la perfección el canto del Thryothorus semibadius.  Esta charla fue un éxito sonante, atrayendo atención nacional, y será publicada póstumamente.

            Luis también prestó muchos servicios a la comunidad ornitóloga en comités para la Unión de Ornitólogos Americanos (AOU según siglas en inglés) y la Sociedad Ornitológica Cooper (COS según sigla en inglés), como miembro del Consejo de la AOU (1982-1984) y del Comité Ornitológico Internacional (1982-2000).  También fungió como Presidente del Programa Fulbright para México y Centro América (1992-1996) y miembro de los paneles de la National Scientific Foundation (1976-1978, 1986).  Fue Miembro Electivo (1976) y Miembro (1980) de la AOU, y un Miembro Honorario (1996) de la COS.  Luis murió inesperadamente en su hogar en Petaluma, California, el 12 de Junio del 2000.  Murió joven, estando aún comprometido con colegas, personal, estudiantes y voluntarios.  Su pérdida será sentida por aquellos en la Academia de Ciencias de California, y especialmente por el personal de su departamento: Kathleen Berge, Betsey Cutler, Andrea Jesé, Douglas Long (Presidente en Funciones), y Lisa Thomsen.

            Extrañamos su trabajo, su servicio, su joie de vivre – nunca lo podremos olvidar.

            Las citas utilizadas fueron extraídas de una entrevista con C. Dreifus, reportada en el New York Times el 16 de Mayo y el 17 de Julio del 2000.  La conmemoración a un hombre que tocó a tantas personas con su exuberancia, gracia y carisma no puede ser completada sin la contribución de muchas personas, y contamos con muchas, especialmente D. E. Kroodsma, M. R. Lein, M. L. Morton, D. A. Nelson, I. Pepperberg, S. I. Rothstein, y B. A. Schreiber.


Fuente: Sandra L.L. Gaunt y Bárbara B. DeWolfe. The Auk 118(2):496-499, 2001.

La fotografía de Luis F. Baptista es de Juan Esteban Martínez Gómez, tomada en 1995 durante un viaje a Isla Clarión y Socorro.

Traducción al español por Lara María García-Fogarty, estudiante de Licenciatura de la Universidad Estatal de Idaho, Pocatello, Idaho, USA.

 

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